En el último artículo que llevaba por título «La necesaria creación de grupos de escuelas» señalábamos que los beneficios de incrementar la escala de los centros escolares, mediante uniones o vinculaciones, no se generaban sólo con ventajas competitivas basadas en costes.
Dejábamos abierto, para un segundo artículo, explicar con más detalle qué ventajas cualitativas se podían generar y apuntábamos que estos podrían centrarse en el desarrollo profesional de los docentes por un lado y, por otro, en la posibilidad de incrementar la I+D+i educativa, tanto en cantidad como en calidad.
La unión de centros, bajo una misma titularidad o con otra fórmula de vinculación tan estrecha como se quiera, permitiría crear una comunidad de docentes estable que se podrían comunicar de manera más efectiva porque tendrían, o bien direcciones compartidas, o bien direcciones coordinadas, según el modelo de unión. La posibilidad de compartir experiencias y conocimiento sería más efectiva y eficiente y se podrían establecer objetivos compartidos, usando, al mismo tiempo, recursos comunes o a disposición de todos.
Por otra parte, un grupo de escuelas permitiría la movilidad de los maestros y profesores, tanto en tareas docentes, como en responsabilidades directivas. De manera temporal, o permanente, podría haber intercambio de profesionales para poner en marcha nuevos proyectos en centros que no sean los suyos, originalmente, y así, dar nuevas opciones, en diferentes etapas o materias, a maestros y profesores a las que no podrían aspirar en su centro de origen. También se podrían promover carreras directivas de los profesionales que lo quisieran, ya que se crearían nuevas oportunidades en otros centros, más allá de los cuales provienen.
El otro beneficio que destacábamos es el de la posibilidad de crear, con mayor facilidad, centros o funciones de I+D+i educativa. No se trata, sólo, de poder repartir el coste material entre los diferentes centros. La principal ventaja es cualitativa y estaría relacionada con el punto anterior. Un grupo de escuelas cuenta con lo que hemos llamado una comunidad de docentes más grande y diversa que un único centro. Aparte de que se pueden organizar los trabajos de una mejor manera para poder poner los esfuerzos donde se decida, esta diversidad es un elemento añadido para la generación de un conocimiento de más valor aplicado a la tarea educativa de los centros del grupo.
Así pues, vemos que las ventajas de crear grupos escolares no son únicamente cuantitativas. Podemos adelantar que los beneficios más potentes provienen de esta puesta en común de recursos personales que, con una dirección y objetivos compartidos, pueden aportar más valor a la función de los centros que formen parte de estos grupos.